Algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul…
“Tu corazón el libre, ten valor para escucharlo”
William Wallace
Estás en los preparativos del día más importante de tu vida, al fulgor del flechazo fueron construyendo un proyecto.
En estos tiempos casi todas las parejas deciden compartir sus vidas y un buen día sienten que eso no alcanza, ”algo nuevo” hace falta. Si te detenés a leer estas líneas es porque vos y tu pareja se ha n tomado el tiempo de sentir y confirmar que se eligen nuevamente para iniciar un camino más comprometido. Así se emprende un sendero lleno de ilusiones y también temores.
Junto con el profundo deseo de estar juntos, aparecen ciertos temores que en general suele suscitar el sólo hecho de sentir que ese compromiso implica apostar a compartir, pero también ceder un espacio para alojar a quien amamos y eso muchas veces suena a cierta pérdida de libertad. En este sentid, cederle un espacio al otro, lejos de ser una pérdida está más relacionado a una suma, ya que cedemos una parte de nuestra vida para enriquecerla con una experiencia que de no ser ese otro, que elegimos, no existiría. Es en este sentido que el compromiso es el lugar donde descansan las bases de una pareja. Si, leíste bien,-lugar de descanso-ahí es donde sabes que fuiste elegida para un proyecto y vice-versa. El lugar donde sabés que podés ser escuchada cuando te asome la angustia y él esté ahí para simplemente abrazarte y ensayar con vos una posible salida. Ese plan “B “ que a vos no se te ocurrió… Y vice-versa.
El temor del paso del tiempo y los avatares de la vida que nos modifican puede ser un tema inquietante, si, pero también significa el momento en el cual vamos redescubriendo al ser amado en una nueva realidad. Porque así se construye la solidez de una pareja, ahí dónde sabés que podés contar con el otro en las variaciones de la vida. Cada uno cambia tanto física como mentalmente con experiencias que se atraviesan y los renueva. Parte de ese compromiso es también el sustento de esa dinámica conyugal, ya que, cada uno evolucionará individualmente y aportará nuevos elementos que enlazados al proyecto común hacen a la estabilidad del sentimiento amoroso. Es al compás de estos cambios que todo sentimiento amoroso también evoluciona, cambia, crece, se modifica y se nutre muchas veces sin que nos demos cuenta.
Y ahora te dejo con una frase que Billy Cristal dice al final de una película: “Cuando te das cuenta que querés pasar el resto de tu vida con una persona, querés que el resto de tu vida empiece lo antes posible”
Algo nuevo: produce optimismo y esperanza en un futuro.
Algo que ya vivió y aguarda, ansioso, ser reencontrado por ti, y recobrar asi la importancia que tuvo años tras y merece. Algo que te transfiera la experiencia de lo vivido, cargado de buenas energías, y que sirva de preludio de una aventura que se repite con el mismo final feliz. Ese que cierra todas las historias y cuentos: “y fueron felices…
Algo prestado: la felicidad se puede atraer usando algo de una amiga que sea muy feliz. Simboliza la amistad, el deseo de obtener la fortuna por préstamo (puede ser también una joya o simplemente un pañuelo).
Algo azul: representa la fidelidad de los contrayentes (puede ser la liga en la pierna de la novia).
Acorde a una antigua tradición inglesa, las novias debían llevar algo azul por el color de la fidelidad Acorde a una antigua tradición inglesa algo usado para representar la unión entre su familia y el novio.
La tradición dicta que las amigas solteras que deseen casarse deben escribir sus nombres en la suela de los zapatos de la novia. Después de bailar toda la noche y luego de haber arrojado el ramo , la novia se los quitará y revisará la suela
¿Desde cuándo la novia tira su ramo a las amigas solteras? Las flores representan emociones y mérito; conllevan un mensaje de fertilidad, florecimiento y generosidad. La superstición dice que la afortunada que atrapa el ramo de la novia tendrá suerte y será la próxima en casarse. Algunos historiadores aseguran que esta costumbre reemplazó a otras “más violentas”. En Francia durante el siglo XIV, se puso de moda pedir a la novia que se quite una liga para mostrar que se entregaba sin límites al amor. Si ella no se animaba a hacerlo, algo que ocurría con frecuencia, sus amigas se ocupaban de sacársela a la fuerza. Con el tiempo, para evitar que la novia se llenara de moretones y rasguños, el día de su casamiento, este rito fue sustituido por el de lanzar al aire el ramo. Una moda más tranquila y sin riesgos.
La tradición de arrastrar latas detrás del auto. La misma deriva de una costumbre de los “Tudor”. Al pasar el transporte que llevaba a los novios haciendo ruido (por las latas) los invitados arrojaban zapatos a la nueva pareja y se consideraba “buena suerte” si uno de ellos golpeaba el carruaje.
